Estancia Colonia Caroya, Córdoba. Argentina
Arquitectos: Antonio Carrasco, Nicolás Adrien ・ Colaborador: Carlos Carrasco ・ Proyecto de concurso: 2006
PRIMER PREMIO
Cómo revitalizar una estancia jesuítica como la de Colonia Caroya, patrimonio de la humanidad de la Unesco , sin caer en la simple y limitada respuesta cuantitativa inherente a un programa arquitectónico de escasos metros? La arquitectura que proponemos busca ir más allá de esto y tiene como sustento la reinterpretación programática con el fin de proponer lo máximo posible con la menor cantidad de recursos. Siguiendo premisas que van desde la relación a escala urbana, pasando por temas como la relación entre llenos y vacíos, luces y sombras, y proporciones.
La primer premisa era la de conferir un ordenamiento y jerarquizar los límites del terreno actualmente poco marcados e invadidos por construcciones que nada tienen que ver con la estancia en sí. Esto se logró planteando una cuadrícula ordenadora de árboles, que constituye un cuadrado alineado a escala urbana con la trama de Caroya, contrastando con la estancia y la intervención programática que propusimos que se encuentran alineados con la trama de Jesús María, pueblo aledaño a Caroya.
Esta trama de árboles permite de hecho no sólo marcar los nuevos límites de la estancia, sino constituir la segunda premisa, devolverle a la estancia su función original, la de ser un centro de producción. Sin caer en referencias históricas literales sino produciendo con las tecnologías actuales y apelando a un elemento productivo ligado a la localidad como es el de los árboles de durazno relacionado a la producción de dulces tan característica de Caroya.
Pero este “bosque” plantado de durazneros sirve esencialmente como telón, uno se va adentrando libremente entre esas hileras de árboles donde no se producen simplemente duraznos, se produce una atmósfera casi mágica que busca contener al visitante armando una verdadera antesala de lo que es el verdadero protagonista de la visita, la estancia, el edificio patrimonial.
Una vez recorrida esta plantación se arriba ante la intervención donde se encuentra alojado el programa de necesidades. Se trata de una placa perforada que aprovecha el desnivel existente del terreno. En su lado superior la placa se mimetiza con el terreno, casi desapareciendo o queriendo esconderse. Se busco no quitarle el más mínimo protagonismo al actor principal del sitio, la estancia. Por eso una vez más la idea es generar un enmarque de la estancia, un telón que le abre al visitante las visuales hacia la fachada principal de la estancia. Dejando tras sus pasos el programa de necesidades, constituido por una recepción, una sala de exposiciones, una confitería y un núcleo de sanitarios.
Las proporciones juegan aquí un rol importante, donde el hueco de la placa toma las mismas relaciones dimensionales que el patio existente de la estancia, así como el programa toma un ancho relacionado con el ancho de los locales existentes de la estancia.
Una vez arriba la placa aparte de proporcionar una expansión posible con mesas para la confitería, brinda esencialmente visuales de gran porte escenográfico, hacia el frente mirando la fachada de la estancia, y hacia los costados mirando hacia el infinito teniendo como marco de horizonte las copas de los durazneros que se encuentran a filo de la altura de la placa.